Chía (Huesca) en otoño – FOTO: José Delmás
En la vida (y en la montaña) hay circunstancias que se nos escapan o que no se han planificado bien y que comprometen nuestra salud o bienestar. Lo único que podemos hacer es prever la forma de enfrentarnos a situaciones inesperadas. Cuando salimos al extranjero a hacer montaña, además del seguro de accidentes de la federación adaptado a la altitud máxima que alcanzaremos y zona geográfica, hemos de contratar un seguro de contingencias médicas adicional por si tenemos apendicitis, infarto, flebitis, neumonía, hepatitis, fiebre tifoidea…. porque esto nunca será considerado “accidente de montaña” por el seguro de accidentes (hasta las congelaciones o el edema de pulmón o cerebral hay compañías que no lo aceptan como “accidente de montaña”); de la misma forma que un seguro médico de viajes al uso (el de nuestro banco o agencia de viajes), no admitirá accidentes de montaña si no se especifican expresamente en el contrato. Incluso, si se fuera a hacer una parte de la aproximación en helicóptero (o en globo), esto tiene que figurar expresamente en la póliza porque no lo cubre ningún seguro básico. Lo mejor es que sea la misma compañía la que cubra tanto los accidentes de montaña como las contingencias médicas, para no dar pie a que se “pasen la pelota” de una a otra.
Otra cuestión importante es que incluya tanto rescate en helicóptero en la montaña (ya sea por accidente o por enfermedad) -sabiendo que un rescate en el campo 1 del Everest cuesta entre 9.000 y 12.000 euros por ejemplo, o que en países como Pakistán lo de un rescate en helicóptero no es viable fácilmente porque sólo hay helicópteros militares-, como la repatriación en avión medicalizado desde el hospital del país de destino hasta el país de origen. Si la lesión o enfermedad no permite volver sentado/recostado en primera clase y la vuelta debe hacerse con un equipo medicalizado en vuelo especial para anclar una camilla (fractura de columna, fractura de pelvis, lesión medular, trauma craneoencefálico grave, etc.) esto cuesta mucho dinero, sobre todo si se vuelve de fuera de Europa, y debe estar incluido en el seguro.

 
 

Como cada uno suele llevar sus seguros, el responsable del grupo ha de tener las pólizas con los teléfonos de asistencia, fotocopia de los pasaportes, el teléfono de contacto de la persona de confianza de cada miembro del grupo, además de conocer sus problemas de salud. De todo esto ha de quedar copia en la agencia de trekking, hotel o con persona que nos servirá de enlace en la ciudad de referencia en caso de problemas. Imprescindible en lugares remotos, un teléfono satélite con los teléfonos de contacto memorizados que, además, nos permitirá dar la posición GPS en la que nos encontramos cuando activemos la alarma.
En muchos países es obligado por ley sacar permiso de escalada o trekking y contratar guía local. No cumplir con este requisito conlleva, en caso de accidente, serios problemas, multas e incluso cárcel. De la misma forma que si se va con fines médicos o humanitarios también hay que contar con las autorizaciones pertinentes. Podría darse el caso que el seguro no quisiera hacerse cargo si no se han cumplido los requisitos legales previos.
Y, por último, es muy recomendable que tanto la embajada como la compañía de seguros tengan la planificación del viaje y nombre de los participantes, con fechas, lugares, altitudes y actividades que van a realizarse, así como los medios de transporte entre una etapa y otra (vaya a ser que el caballo, el quad o la bicicleta requiera de un extra). Es más, yo solicito el visto bueno de la compañía confirmando que el seguro que tenemos cubre lo que vamos a hacer.
No todas las federaciones de montaña tienen las mismas coberturas y hay que consultarlas bien ANTES DE MARCHARNOS para no llevarnos sorpresas. Un “defecto” que tienen las coberturas es que el montante total destinado en caso de accidente o enfermedad está repartido (rescate, asistencia médica, repatriación,  acompañante…) y no se permiten “trasvases” de un concepto a otro. Después de nueve viajes a Nepal, uno a la Antártida, cuatro a las montañas de África (Atlas, Monte Kenia y Kilimanjaro) y unos cuantos a Dolomitas y Alpes, he tenido que ayudar a resolver como médico y montañera no pocos problemas de rescate, atención médica y repatriación de montañeros muertos, enfermos o accidentados, lo que me ha llevado a hablar de los seguros en muchas de mis conferencias porque suele ser lo que menos se prepara y lo que genera problemas añadidos en caso de necesitarlos. Me he visto en casos en los que no se había contratado un seguro por debajo de la altitud máxima alcanzada, o sin contingencias médicas, o no se habían sacado permisos de escalada, o con una cobertura de rescate en helicóptero de 3.000 euros cuando la factura era de 9.000, o sin repatriación medicalizada incluida y era un trauma craneoencefálico grave con un hemo-neumotórax, o con un seguro de contingencias médicas que no contemplaba ser aplicado en caso de actividad de montaña, incluso sin seguro frente a una situación de fallecimiento.
Y, a pesar de tanta “experiencia acumulada”, cuando he sufrido un accidente en esta última expedición me he tenido que enfrentar a una situación asombrosa que he solucionado más por bruja que por vieja.
 Cuando llegas al hospital, aún en urgencias, te visita una secretaria que te da un montón de papeles para rellenar. Devolví cumplimentados todo lo que hacía referencia al accidente y mis datos personales. El que pedía los datos para el pago de los gastos, lo guardé unos días antes de devolverlo para pensar bien cómo lo rellenaba (adjunto foto de una parte). La secretaria me avanzó que operación y hospitalización estaría entre los 13.000 y los 17.000 dólares. Le dije que hablaran con mi compañía de seguros y que si había algún problema, que me dijeran y buscaríamos una solución. El seguro cubría hasta 18.000 euros de rescate (que costó 8.000 euros) y hasta 12.000 euros de gastos médicos, pero los 10.000 que no se habían usado en el rescate no podían invertirse en gastos médicos. Europ Assitance aceptó el pago de 13.000 dólares y me operaron al día siguiente, estuve hospitalizada hasta que mi equipo finalizó la expedición médica, recibí antibióticos, analgésicos, heparina, vino el fisioterapeuta… y por fin llegó el día de volver al hotel a esperar a mis compañeros.
En el momento de salir de la habitación para ir al hotel, vino la secretaria a decirme que la factura era de 20.000 dólares y que el seguro cubría 13.000, así que les debía 7.000 dólares. Le dije que no tenía ese dinero y que había entregado un formulario en el que solicitaba estar informada del momento en el que se “acabaran” los 13.000 dólares del seguro, para que me hicieran un presupuesto detallado de los gastos para que yo pudiera decidir si seguía hospitalizada, si volvía al hotel o si solicitaba volver a España. Me preguntaron cuánto dinero podía pagar… dije que no más de 2.000 euros que era el límite de mi tarjeta. Bajó la secretaria a hablar con sus jefes y subió diez minutos después diciéndome “hemos decidido hacerle un descuento del 60% y cobrarle sólo 2.000 euros ya que es usted médico, conoce al Dr. X y al Dr. Y (fueron alumnos míos del Curso de Medicina de Montaña que dimos en Nepal en 2009) y viene todos los años a Nepal a prestar ayuda humanitaria”… y pensé, “o llamo al consulado y monto aquí un circo, o pago lo que dé de si la tarjeta y luego reclamo”; así que sopesando mi situación: sola, con muletas sin poder apoyar el pie derecho, con el petate de 16 kg y una mochila de 6 kg y, lo más importante, sin los informes médicos ni el certificado para poder volar de vuelta a casa “FIT TO FLY”, decidí pagar 2.250 dólares con mi tarjeta VISA, a pesar de que era un atropello y un robo a mano armada. Una vez en el hotel lo hablé con Mikel, buen amigo y persona legal, y también opinaba que era obligado reclamarles el dinero. Así que envié un mail en «baturringlish» (que pego al final) a las 23:40 hora de Nepal, junto con la foto de lo que yo había firmado (guardad siempre pruebas de lo que se acuerda). A las 9:00 recibía respuesta del hospital diciéndome que había sido un malentendido y que me devolvían el importe de lo que había pagado, con las disculpas de la Dirección, la Administración y mis amigos médicos. Esto, si le pasa a alguien en baja forma, desconocedor del mundo médico, que no habla inglés con fluidez, que no tiene conocidos y que no le echa cara, acaba pagando 7.000 dólares de su bolsillo.
Europ Assistance, la compañía con la que FIATC subrroga la parte de asistencia internacional se portó fenomenal en todo momento. Me estuvo llamando cada día o cada dos días mientras estuve en el hospital, se ocupó del pago de las facturas médicas y de rescate, de organizar la vuelta en business class y la silla de ruedas en los aeropuertos y el taxi hasta casa, además de poner queja formal al hospital por el suplemento que me habían cobrado (porque les puse en copia del mail, junto con el consulado, la embajada y mi banco). Una vez aquí, FIATC está gestionando bien el seguimiento con el traumatólogo y el fisioterapeuta. Los montañeros de la Federación Aragonesa de Montañismo tenemos un buen seguro.
Lo que voy a proponer a la Federación Aragonesa de Montañismo como Vocal de Salud y Prevención es que se amplíe la cobertura médica o que se contemplen las coberturas en global, sin dividir los conceptos o, al menos, que puedan “traspasarse” cantidades porque 12.000 euros es aceptable para una intervención quirúrgica ortopédica no complicada (como la fractura cerrada de tibia y peroné que he tenido), anestesia, una noche de cuidados continuados y 2 semanas de hospitalización; pero si se trata de un trauma medular, un trauma cráneo-encefálico, fractura de pelvis, o una patología médica que requiera cuidados intensivos, esta cantidad es del todo insuficiente. Cierto que en Nepal intentan aprovecharse de los seguros, pero en otros países los gastos médicos son caros y, a pesar de que en Nepal puede regatearse todo, las patologías graves o complicadas no se resuelven con sólo 12.000 euros. Evidentemente, si la repatriación medicalizada está incluida, se vuelve antes de agotar la cobertura médica en el extranjero; pero son los médicos de las compañías de seguros quienes autorizan la vuelta, no el paciente. Si hay que pagar 30 o 40 euros más por la póliza, se pagan, pero no puede ser encontrarse en la otra punta del mundo enfermo y con los problemas añadidos de un seguro que no cubre todos los gastos. Es más, sería buena idea que un asesor de la compañía conociera los detalles del viaje para que la póliza que se contrate cubra los imprevistos que puedan surgir que, al final, es para lo que se contrata un seguro. Pero hay que contratar con «conocimiento de causa» y es cierto que hasta que no se tienen los problemas, no se tiene mucho «conocimiento».
María Antonia Nerín
 
ABUSIVE PAYEMENT
 
To whom it may concern
 
    I had a mountain accident in Bajhang District on —th September. I was rescued by helicopter on — morning and I was brought to —– Hospital in Kathmandu.
 
    My insurance company (Europ Assistance) assumed the rescue ($8.500) and the medical fees up to $13.000. 
 
     I signed to be in —– Hospital while fees were covered by my insurance, and I specified to inform me when fees reached those $13.000 to cedide what to do. Find attached a picture of the paper I signed.
 
     I have no complaints about the medical treatment, it has been  impeccable. On the contrary, I have congratulated the hospital. But it’s inadmissible what is happened this morning with the administrative services.
 
     I needed someone to accompany me during the repatriation. All my team was in Saipal Valley and there was difficult to organise one of my relatives came from Spain. So, we decide with doctors (and my inssurance) to wait 4-5 day the arrival of my collegues to Kathmandu to go out from the hospital and to come back to Spain.
 
     This morning, ten minutes before to go out from —- Hospital, the administrative staff said to me I must to pay $7.000 !!!!! before leaving the hospital because medical fees had exceeded insurance coverage. Really????? And do you say that now????? 
 
      They didn’t even ask me any day if I agreed to keep at hospital paying the difference of $1.000 per day!!! 
 
       Every day I had a General Practisioner who asked me when my team arrived. I explained each day the same: they arrive on 5th morning, I wait them at hospital as long as we do not exceed $13.000 if my inssurance agree too. I also said that to the surgeon the three times he visited me for dressing my leg. Doctors said all time, don’t worry about that, you cannot go alone to the hotel, you’ll be hospitalised and we’ll arrange everything with your insurance.
 
     Please, put yourself in my place: you have a broken leg, you must to walk with crutches, you have three bagages, you are in a foreign country, I needed my medical report and Fit to Fly Certificate…  and an administrative said you must to pay before leaving… I finally paid $2.250 (the maximum credit of my VISA card) because they did me «a discount»…. what a great luck I had!
 
     THIS HAS BEEN A ROBBERY WITH COERCION AND INTIMIDATION.
 
     I’ve spoken with my bank, insurance and lawyer. —– Hospital has a paper I signed where I remarked to inform me when $13.000 will be depassed and to give me a budget of fees before to accept keeping at hospital. Even if you didn’t have this paper, a serious hospital must to inform their patients when and how much must they begin to pay.
 
     I put in copy my Insurance Company, Bank, lawyer, Consulate and Embassy. I will not cancell the charge in my VISA because I hope —– Hospital  will return it to my account in order to repair a bad business practice that takes advantage of the vulnerability and helplessness of patients. 
 
     If you do not give me the money back, I will act accordingly.
 
     I profit to aknowledge once again the good job done by housekeepers, cooks, technicians, physiotherapist, nurses, GPs, anesthetists and surgeons.
 
     Yours sincerely,
 
Dr. María Antonia NERIN ROTGER