El equipo humano es piedra angular en todos los proyectos, más aún cuando éstos se enmarcan en medio difícil, aislado y hostil, se convive día y noche, no hay un espacio privado donde aislarse y el contexto es desconocido para todos. En la montaña, cuando hay problemas, aflora lo mejor y lo peor de las personas. Por eso, es importante rodearse de buenas personas.

     Desde la Asociación de Medicina de Montaña José Ramón Morandeira, cuando nos planteamos una expedición médica, misión humanitaria o proyecto de cooperación para el desarrollo no pretendemos «cambiar el mundo», el mundo es lo que nosotros hacemos que sea; es cada uno de nosotros quien debe cambiar, quien debe encontrar su «brújula interior» . La felicidad y la armonía personal se alcanzan a través de la empatía, la bondad, la honestidad, el amor y ayuda a los demás, evitando quejarse, siendo agradecido, alejándose de las personas tóxicas, acercándose a personas que admiremos, meditando y haciendo ejercicio. 
     En Nepal, es más fácil trabajar todo este proceso de desarrollo interior, de autoconocimiento y de búsqueda de nuestra brújula interior. Al terminar una jornada de dura marcha en Saipal Valley, o de 12 horas de consulta, el grupo se instala en un pequeño cuarto de una de las casas del pueblo, un té, un poco de jabón, una camiseta seca y tiempo para admirar el pueblo que nos acoge. Antes de cenar hay que organizar los botiquines y bidones, reponer lo que hemos consumido, preparar lo que necesitaremos para el día siguiente, anotar las asistencias, los tratamientos administrados, las necesidades que hemos detectado. Si hay placas solares, ponemos en carga los dispositivos. La noche no tarde en llegar, muchos días acompañada de lluvia intensa, otros con un cielo tapizado de estrellas que nos recuerda lo pequeños que somos, lo efímero que es nuestro paso por el mundo. Una sopa, patatas, un poco de queso, comentamos lo positivo de la jornada y a dormir mientras se oye el aullido de los chacales.
   Levantarse para ver el amanecer en directo y desde primera fila es uno de esos ejercicios que proporciona energía y, sobre todo, emoción positiva para empezar el nuevo día. Siempre asombra la perfección del orden natural que permite que salga el sol después de la noche, se establece una conexión con algo más grande que está por encima del ser humano y predispone a unos minutos de meditación. Bebemos agua y un té, cinco o diez minutos de ejercicio alrededor de nuestro alojamiento improvisado, reorganizar el petate y la mochila, desayuno en grupo mientras comentamos los objetivos del día, planificamos la jornada y manifestamos en voz alta deseos de fuerza y ánimo para superar lo que nos depare el día. Todos los días hay que trabajar el espíritu de equipo y los valores que compartimos en este proyecto: esfuerzo, compromiso, sacrificio, determinación, ayuda.
     Unos días transcurren entre consultas médicas organizadas y formación para la salud, otros días hay que caminar mucho para desplazarnos de un pueblo a otro pero viendo pacientes en el trayecto, porque es una ruta muy transitada por los habitantes de este valle que además saben que hay un grupo de médicos y enfermeras en la zona. El equipo ha trabajado sin descanso: infecciones, heridas, problemas respiratorios, alergias, muelas que sacar, limpiezas dentales, dolores abdominales, desnutriciones, anemias, retrasos de crecimiento, falta de higiene, gastroenteritis, conjuntivitis, eczemas, kistes, lipomas, dolores articulares, pirosis, escoliosis, depresiones… no hemos podido solucionar todos los problemas médicos y quirúrgicos, pero hemos aliviado muchos y atendido a todos los que se nos han acercado. Todos los días han sido duros, intensos y largos, pero los sentimientos y emociones experimentados compensan las dificultades y el cansancio. 

       La actitud y aptitud de este equipo ha permitido enfrentarse a los problemas centrándose en las soluciones, gestionar la adversidad haciendo piña, apoyarse en todo lo positivo y que cada uno pusiera lo mejor para lograr los objetivos que nos habíamos marcado. Alicia, Carolina, Jean Paul, Joaquín y Vicky, vosotros sois el cambio que deseamos ver en el mundo. Gracias. 
María Antonia Nerín
                                                    Podéis hacer vuestras donaciones en:
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