La construcción tradicional en las montañas ha utilizado piedra y madera, que es la materia prima que los montañeses tienen al alcance de la mano. También en la montaña de Nepal, hasta que ha llegado la modernidad y parece que utilizar chapas es lo más barato y lo más fácil. Es una lástima porque esto está cambiando la imagen tradicional de los pueblos de montaña; más aún después del terremoto que la urgencia temporal de cobijarse del monzón ha hecho que se habiliten cobertizos de chapa y toldos a modo de viviendas provisionales, pero que casi con toda seguridad, perdurarán en el tiempo.
En todos los pueblos en los que hemos estado hemos visto viviendas, muros y caminos afectados. Mucho más en Gaatlang, Thulo Syabru, Langtang o Timure, pero todas las poblaciones del distrito de Rasuwaa han sufrido daños importantes. En algunos pueblos los mismos particulares han empezado a reconstruir sus viviendas sin esperar a que llegue la “ayuda” del gobierno de 15.000 NRps (150 euros) por casa. La reconstrucción en las poblaciones sin acceso rodado es más cara, larga y dificultosa, porque portear el material a las costillas tiene su aquél, además de los costos en un país en el que la media de la población vive con un euro al día. Por ejemplo, un saco de cemento pesa 15 kg y cuesta 700 NRps ( 7 euros), la madera para una casa 300.000 NRps (3.000 euros).
En cualquier caso, hay que ser realistas y asumir que las familias necesitan un techo y, hoy por hoy, las chapas son lo que les da una solución rápida. Como “a perro flaco todo son pulgas”, hace varias semanas que las chapas se han acabado porque vienen de la India y este país está empeñado en seguir bloqueando el suministro a Nepal de cualquier cosa que pueda ser necesaria: gas, gasolina, chapas y lo que vaya surgiendo. Por ello, la ayuda económica que habíamos previsto para pagar tejados, está a la espera de que Pemba Lama, Presidente del Comité de Restauración del Valle de Langtang, nos comunique que pueden realizar la compra.
Muchas son las organizaciones que están interviniendo en Nepal. Muchos los cooperantes que se implican en su reconstrucción y en el alivio de las necesidades de la población más afectada (atención sanitaria, ropa, comida, menaje, etc.); pero los pueblos de montaña son más vulnerables, porque sus recursos económicos son más limitados y por el aislamiento en el que se encuentran. Circunstancias que hacen que la ayuda que les llega sea mucho menor. Si Nueva Orleans sigue todavía en reconstrucción 10 años después del huracán Katrina (y hablamos de Estados Unidos), ¿qué futuro le espera a estas provincias de Nepal?
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