El convenio que la Asociación de Medicina de Montaña José Ramón Morandeira (CUEMUM) ha firmado con el Tsum Welfare Committee (TWC) ha permitido poner en marcha un proyecto ambicioso de desarrollo local y sostenibilidad económico-cultural en el Tsum Valley, que se extiende entre los 2.240 y los 4.560 metros de altitud:
La educación es prioritaria para el desarrollo, por lo que se pretende consolidar la permanencia en el valle tanto de estudiantes como de profesores. El objetivo es ayudar a construir un mínimo entorno de enseñanza-aprendizaje del que ahora mismo carecen. Muchos niños se ven obligados a dejar su pueblo y su familia antes de los seis años sin que tengan la oportunidad de conservar su cultura y raíces. Se ha terminado de construir una escuela-residencia, pero falta equiparla.
El TWC ha estado trabajando para promocionar el valle entre los turistas y la concienciación cultural que les permita obtener beneficios para la comunidad local. El proyecto piloto ya ha comenzado empleando a los jóvenes como guías en el valle junto con el proyecto de «permanencia en el hogar» (alojar a los turistas en las propias viviendas). El TWC ejerce de empleador y les cobra un 15% de los ingresos que genera su trabajo para financiar proyectos comunitarios.
La gente tienen casas modestas donde vivir y guardar su ganado, pero las construcciones no son eficientes desde el punto de vista energético ya que carecen de cualquier tipo de aislante. También es necesario cambiar el diseño de los edificios, para hacerlos saludables.
Para conservar siglos de conocimientos y habilidades autóctonas, la formación es muy importante para que las generaciones jóvenes no olviden todo este activo cultural. Es necesario el apoyo a los pocos Tsumba con habilidades tradicionales que puedan formar a los jóvenes en la medicina a través de las plantas (Aamchi), la astronomía, la astrología, thangka (las pinturas), la escultura, y las tejedoras locales.
Evidentemente, el proyecto es muy ambicioso y hemos de establecer prioridades para ir haciendo de acuerdo con el presupuesto que seamos capaces de generar. Como aragoneses, conocemos bien lo que significa la despoblación de la montaña, por ello, hemos trasladado a los agentes locales nuestra experiencia de lo que ha significado el desarrollo del turismo de montaña en Aragón para la economía local, pero también todos los errores cometidos en los últimos 60 años. Para que la gente de la montaña se quede en la montaña, ha de tener educación, sanidad y trabajo. Por supuesto que los jóvenes han de desplazarse a las grandes ciudades a estudiar y formarse como profesionales, pero después de haber creado raíces en la propia tierra, para tener un motivo por el que volver y luchar. Por otro lado, la economía no debe basarse únicamente en una sola actividad, apoyarse sólo en el turismo es un error demostrado; el atractivo de la montaña son sus campos, su ganadería, sus cultivos. Si esto se pierde, la montaña se “malmete”; pero claro, no podemos pretender que la gente trabaje la tierra como si fueran animales, hay que disponer de medios para optimizar el esfuerzo y mejorar el rendimiento. Por ello, lo recomendable es combinar turismo con agricultura-ganadería, aprovechamiento de los recursos naturales (miel, setas, frutos del bosque, plantas medicinales, agua embotellada, etc.) y artesanía. Otro aspecto importante es conservar las costumbres y la cultura local, más aún entre colectivos y etnias muy minoritarias, como es el caso de los Tsumbas, muchos de ellos refugiados tibetanos de segunda y tercera generación. Financiar la restauración de monasteries y símbolos religiosos es conserver la cultura y las raíces de un pueblo. Y, desde luego, los valles de montaña deben de contar con colegios, institutos y centros médicos capaces de asumir in situ cualquier urgencia que se presente, además de cuidar de la salud de sus habitantes. En estas condiciones, sí puede conservarse la montaña y los montañeses, sin duda alguna, especie en extinción.
En definitiva, y como dice el Dalai Lama, lo que pretendemos es dar a los montañeses de Nepal: “Alas para volar, raíces para volver y motivos para quedarse”.
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